Ultimamente me sobresaltan ruidos de móviles, sirenas, alarmas, músicas confusas...sonidos que despiertan mi alerta de sujeto paciente de las nuevas tecnologías.
Abandono el móvil en ocasiones con cierto sentimiento de culpa y cuando veo llamadas perdidas, me invade una curiosidad detectivesca y cierta inquietud.
Cuando conduzco, estoy en un centro comercial, en una sala de espera o en la misma calle, oigo notas que me hacen precipitarme dentro del bolso , cancioncillas digitales y molestas me activan mis sensores y siento una incapacidad malsana para ignorarlas. Siempre creo que me llaman.
Todo suena, cada vez debo saber dónde están mas aparatos, como se manifiesta cada uno, que prioridad de atención tienen y así, paseo por la casa cargada de artefactos que pierdo varias veces al día. Con uno localizo a otro si no los he perdido todos, los mandos de televisión, aire acondicionado,teléfonos, desconectores de enchufes...se multiplican, los confundo y acabo por pensar que tienen vida propia y no me son fieles.
Llevo unos días molesta con la tecnología.
Recuerdo con añoranza el tiempo en que tenía un teléfono que no dejaba mensajes, un aparato de música analógico, un timbre sonoro y rotundo y mucho tiempo desconectada.
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