La santísima iba en alzas de un caballero deportista que dejaba pasar sus manos levemente por encima de la dorada a un gran número de fieles.
Entre lágrimas, cámaras de fotos y gran devoción se movía el objeto convertido en otro de nuestros iconos queridos, que ya puede igualarse con la Virgen del Rocío, la Cruz de Caravaca o la Feria de abril.
El agradecimiento es enorme. El milagro : único.
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