Pobre centuria de las fuerzas especiales. Imagino a su centurio , estratega sin duda avezado, preparando la defensa digna de su equipo, cabizbajo y concentrado a sabiendas de que no sólo se juega el cargo, sino que el número de bajas en sus filas será, sin duda, alto.
Habrá elegido hombres templados y dispuestos a la humillación. La elección: complicada, imposible encontrar muchachos fornidos, aptos para salir corriendo y para ver, en medio de la multitud, el arma que enarbola cada muchacho para responder en la medida exacta. Deberán portar botellas rotas, latas de refresco llenas, bidones de gasolina, piedras...sus armas reglamentarias serán consideradas superioridad y por tanto, no les servirán de nada; ésta impedimenta no les ayudará mucho en la carrera.
También deberán portar cámaras para grabar las acciones de la alegre muchachada porque ellos serán filmados malevolamente.
Hoy al medidía, y vía internet, ya habían confirmado su asistencia al divertido evento ocho mil y pico invitados, manifestando otros once mil la posibilidad de acudir.
Como todos sabemos, una centuria se compone de cién hombres.
Espero con curiosidad los resultados.
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