Desde hace tiempo y en las reuniones de amigos en que se cuentan sus pasados estudiantiles llenos de penurias y alegre pobreza, he optado por callar el mío, lleno de tranquilidad y alegre desahogo .Hoy en día no está bien visto nacer en familia acomodada y ser educado, sin embargo, yo le veo grandes ventajas a una forma de vivir menos "natural" y mas evolucionada.
No creo discutible que quien tiene que pensar en comer tiene menos tiempo para otras cosas y que la civilización y la cultura se hacen con tiempo.
La cultura y la educación son algo que trasciende a las necesidades primarias y que se elaboran y sofistican en siglos de evolución .Ahora mismo se deifican y se denostan al mismo tiempo.
Todo lo procedente de clase acomodada parece tendente a desaparecer por pijo y trasnochado, mientras que las otras formas se consideran tradición popular y se perpetuán aun en su barbarie.
Me ofrece el tuteo con gesto de gran cordialidad cualquier desconocido- al que no quiero tutear para nada- y como yo si conozco la cortesía, no se lo digo.
El señor de la fila de delante ,mucho mas alto que yo, mantiene su sombrero en la cabeza. Yo no veo nada y no se lo digo.
El muchacho que me sigue en la cola del cine me empuja o toca la espalda y yo pienso en mi espacio personal silenciosamente.
Enfrente de mi mesa y a la vista aunque no quiera, una pareja sorbe la sopa ruidosamente y lo oigo aunque no quiera, y si miro a otro lado, hay bocas abiertas en una mezcla de comida triturada y dientes .Se pasean allí mismo, con sus tripas sudorosas y rojizas,un grupo de playeros bullicioso. Me callo.
En la televisión y la radio, la gente se interrumpe y grita como reflejo de una mayor razón y me descompongo.
Mis alumnos se insultan y golpean y aún sabiendo que no sirve de nada y para su regocijo, les digo que ni los animales se comportan así.Por supuesto me tutean y a cualquier sugerencia me largan un :¡si, por la cara¡, no saben otra cosa.
En el autobús trato de no oír el griterío de la desenfadada vecina que pregona su vida sentimental a un teléfono, las voces de un niño a su madre exigiéndole algo, el enfado de los empujados en busca de un asiento...
Si conduzco, los atrincherados poseedores de mayor coche o prisa, se revuelven indignados ante cualquier límite a su posesión de autoridad y carretera, depende del día, opto por centrarme en mi música o pongo cara de indignada y , sin proferir sonido alguno, muevo la boca exageradamente imitándoles.
Total, que no veo las ventajas de ésta nueva educación que ignora lo aprendido en años de convivencia y practica la mala leche como síntoma de su modernidad.
Ésta "naturalidad" es incómoda.
1 comentario:
No dejaba de pensar que había algo que no me gustaba de la novia de mi amigo, era alta, guapa, graciosa y americana...
Que no mascara chicle con la boca abierta habría hecho que no me distrajera de lo que me contaba...
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