¡Qué aburrimiento. La niña musulmana quiere llevar su velo a clase. La niña no acepta las normas del instituto y se deprime. Sus padres van a poner el asunto en manos de la justicia porque ni quieren que se cambie de centro -le dan la opción de no cumplir ésas normas- ni que se quite el velo.
Todos se quitan sus viseras, capuchas, sombreros o cualquier cosa que les tape la cabeza. Ella no quiere. España se conmociona ante la gravedad del asunto.
El ministro de ramo dice que debe primar el derecho a la educación y habla de derechos constitucionales; me viene a la cabeza el galo que tiene a bien pasear sus desnudeces en lo alto de una bici por Donosti y qué ocurriría si a un profesor le da por hacer lo mismo en clase, o a los alumnos. ¿qué primaría entonces?
País de complicadas elucubraciones éste, de sutiles e ineficaces reflexiones, de "modernos" que eligen para sus hijos colegios llenos de normas y exigencias pero legislan para los demás comprensión y bondades excelsas.
Estoy esperando que la comunidad musulmana reaccione a la afrenta
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