Miércoles
viaje.Horas y horas de ruido y asiento aéreo (y comidas),pero llego .La maleta,grande y rota se muestra inmanejable, el oscuro del taxi -negro esta mal visto, y de color ,puede ser azúl -que no entiende mi "perfecto inglés",muestra un inquietante desconocimiento de las señas a que me dirijo y, anda y anda entre atascos y túneles -si fuese mocita vistosa creería que no me lleva a donde voy, que voy a ser" tratada como blanca", mi realismo nada mágico me da para pensar sólo en la remota posibilidad de un atraco.
Pienso también tomar su número de licencia; la indolencia y el zumbido del avión aún persisten en mis oidos y me convencen de que sólo Dios sabe nuestros designios.
Amable y curiosa intento entablar conversación con Mohamed (o así), y me ignora. Asustada por sus modos, pero asada, enciendo sigilosa el aire acondicionado mirándole a la nuca y a Dios gracias, no reacciona.
Vehículo decrépito, voy hundida en el culo de miles de pasajeros con un gran negro que sólo abandona su autismo cuando me muestro paraca en el billete .Ahora soy yo la autista .¡Ah Mohamed¡ haber sido majo antes y además, el papelito dice 45 y algo del peaje y algo de propina. Yo no he visto lo del peaje (y no estoy convencida). tu no has hablado, así que ¡hala¡ baja la maleta y no te digo que la has roto tu de milagro.
La nena está en casa y me ordena superar el jet-lag, que es algo parecido al insomnio, impidiéndome dormir .El método lo encuentro radical, pero estoy en su casa, carente de voluntad y ella se muestra estricta. Me doy lástima: miro mis piés que son tal que manitas de cerdo: los tengo mas bién pequeños, los tobillos hinchados y mis sandalias topolinos. Sólo requerirían de un poquito de pintura rosada para completar la imágen ; bebida no estoy mas enajenada (sensu estricto), y créo que salimos. Me ordena mirar al cielo y ver el color del atardecer y mi mirada sólo llega a las fachadas, todas quebradas por escaleras volantes. Mañana veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario