...me lo han dicho y me lo he dicho: "es sólo un perro muerto", y ya ves, tengo el corazón hueco y vacío, los ojos brillantes lloran contra mi voluntad y estoy enferma de ausencia y recuerdos.
Has estado conmigo, presencia estable, tranquila y segura, compañero silencioso, sereno y comprensivo en años de paseos, cocina, jardín, monte...atento a mi llegada, sonreías con tus saltos y alegría; ahora, viejo, con el repiqueteo de tu rabo.
Pasamos juntos mis penas, cercano y discreto, sin dejarme en mis duelos ni huir de mi tristeza que hacías nuestra.
Marcaste los lugares, y es tuyo el monte: alegre y joven me llevabas y traías, respirábamos el aire limpio , veía amanecer, salir el sol tras las colinas; el jardín, me llevabas sin agobio a la hamaca, y allí, mi mano en tu lomo grande, los momentos de paz sin exigencia, de placer de vivir y sentir sin mas objeto o tiempo...cocinar, entrar, salir...todo lo tienes marcado y en todo me faltas.
Estoy enferma de ausencia y recuerdos...
¡Tus últimas horas¡ la inquietud que no te conocía ni sabía aplacar, tu mirada suplicante, tu cansancio terrible....y yo, inútil, tocándote, hablándote, intentando sujetarte con mis manos; y tu, iniciando algún gesto agradecido, levantando levemente tu pata, acercándote aún mas a mis manos ya inútiles...
Y fuiste el mismo hasta el final; esperaste a Javier-tu amigo del alma- le miraste con ternura y dijiste adiós sin quejas, adiós anunciado.
Juguete primero, perrito de peluche, y, poco a poco: tú. Con tu espacio ganado. Después y siempre tú, con tu nombre, sin tu especie. Amigo simple, amigo ,contento de ser mi perro, y yo, contenta de ser tu persona...no nos planteamos más.
Y mira, se acabó...si hay un cielo para todos, prométeme esperarme allí, tratarme igual, quererme igual que yo te prometo estar allí, quererte igual, tratarte igual.
...tu sólo eras un perro; yo sólo una persona que te quiso, muy triste.
Te guardo en mi corazón, en el rincón de la ternura gratuita, junto con los regalos que recibo, a veces ignorados por sus dueños, y la que me queda dentro porque no se explicarla. Ahí estarás, conmigo, con mi mano en tu lomo, hecho un ovillo, para siempre.
Han pasado meses de la muerte de mi perro y sigo notando su ausencia y vacío, sigo llorándolo cuando nadie me ve .
Has estado conmigo, presencia estable, tranquila y segura, compañero silencioso, sereno y comprensivo en años de paseos, cocina, jardín, monte...atento a mi llegada, sonreías con tus saltos y alegría; ahora, viejo, con el repiqueteo de tu rabo.
Pasamos juntos mis penas, cercano y discreto, sin dejarme en mis duelos ni huir de mi tristeza que hacías nuestra.
Marcaste los lugares, y es tuyo el monte: alegre y joven me llevabas y traías, respirábamos el aire limpio , veía amanecer, salir el sol tras las colinas; el jardín, me llevabas sin agobio a la hamaca, y allí, mi mano en tu lomo grande, los momentos de paz sin exigencia, de placer de vivir y sentir sin mas objeto o tiempo...cocinar, entrar, salir...todo lo tienes marcado y en todo me faltas.
Estoy enferma de ausencia y recuerdos...
¡Tus últimas horas¡ la inquietud que no te conocía ni sabía aplacar, tu mirada suplicante, tu cansancio terrible....y yo, inútil, tocándote, hablándote, intentando sujetarte con mis manos; y tu, iniciando algún gesto agradecido, levantando levemente tu pata, acercándote aún mas a mis manos ya inútiles...
Y fuiste el mismo hasta el final; esperaste a Javier-tu amigo del alma- le miraste con ternura y dijiste adiós sin quejas, adiós anunciado.
Juguete primero, perrito de peluche, y, poco a poco: tú. Con tu espacio ganado. Después y siempre tú, con tu nombre, sin tu especie. Amigo simple, amigo ,contento de ser mi perro, y yo, contenta de ser tu persona...no nos planteamos más.
Y mira, se acabó...si hay un cielo para todos, prométeme esperarme allí, tratarme igual, quererme igual que yo te prometo estar allí, quererte igual, tratarte igual.
...tu sólo eras un perro; yo sólo una persona que te quiso, muy triste.
Te guardo en mi corazón, en el rincón de la ternura gratuita, junto con los regalos que recibo, a veces ignorados por sus dueños, y la que me queda dentro porque no se explicarla. Ahí estarás, conmigo, con mi mano en tu lomo, hecho un ovillo, para siempre.
Han pasado meses de la muerte de mi perro y sigo notando su ausencia y vacío, sigo llorándolo cuando nadie me ve .