Urdangarín y señora tenían alguna sociedad "sin ánimo de lucro" pero parece ser que se lucraban. El apuesto muchacho era campeón de balonmano y fue a casar con la princesa y así fue duque consorte de Palma de Mallorca y excelentísimo. Como no tenía oficio, decidió darle uso a la situación y a un nombre tan largo.
Gastaban mucho, compraban casas, tenían hijos rubios, representaban en ocasiones a la Corona.
Cuando la afición pasó del balonmano al talonmano y se hizo muy obvia, los mandaron a Washington sin objetivo concreto .Ellos no cejaron porque la afición era mucha y algún juez se puso a investigar.
Son inocentes mientras no se demuestre lo contrario: inocente él, inocente ella, inocente la Corona, inocente la familia...¿por qué entonces retiran al rubio muchacho de los actos públicos y del museo de cera y dejan a la infantona?....mmmm, es raro que en una familia no se sepa quién se está forrando, quién gasta de más, quién usa el nombre del Rey en vano. Muy raro. Todos dicen que no saben nada...raro raro.
4 comentarios:
Sí, raro, raro…
Un chico reverente –como muestras en la foto de tu blog-, sometido a los deseos de la infanta desde el inicio, una persona ingenua (¿qué le atrajo de la infanta? le preguntó un periodista cuando se oficializó el imperioso impulso de ella, a lo que él contestó, “la importancia de su persona”), y además un hombre forjado en las reglas deportivas del juego grupal. ¿Tenemos aquí el retrato de una virtual oveja negra en el seno de una familia real ejemplar?
¿O el duque es el eslabón débil de un tinglado que transformó a un exiliado de economía estrecha en poseedor de la cuarta fortuna de España? Quiso ser el mejor del equipo, quizás. Demasiado transparente, el chico, en el reino de la opacidad.
Disfruto mucho con tu blog. Me animaron a que te lo dijera.
Hélène
Me alegra muchísimo que lo hayas hecho y te lo agradezco, además completas la entrada con tus observaciones en que te detienes hasta en el gesto del" muchacho" y en la oscuridad de nuestros "rubios".
http://blog.rtve.es/carnecruda/2011/12/casa-irreal.html
No recuerdo una falta de inteligencia mayor en mi vida, sin embargo, ya olvidaremos...
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