miércoles, 24 de marzo de 2010

La maleta roja. Vueling.

Viajé con Vueling y con una maleta roja profusamente adornada con reptiles coloreados vivamente por mi mano.
Mis maletas no se pierden ni confunden, y su estética es desconcertante; yo diría que original.
La que llevé en cabina fue objeto , por parte de la cariacontecida señorita añosa que hacía el "checking, de un minucioso examen. Tras él, pretendió que pagara mis excesos -de volumen, que no de peso- haciéndome facturar, a lo que me negué.
Ha de comprenderse que Vueling cobra por conceptos como pagar con tarjeta, elegir asiento, reservar venticuatro horas un vuelo, y cuando viajas, no te dejan descansar, pasando cada cinco minutos por tu lado e intentando venderte lo que sea. Además te tutéan. Todo ésto contribuyó sin duda en mi actitud posterior.
Irritada la señorita por mi postura terca y decidida, me mandó introducirla en una estructura de hierro en la que obviamente no cabía.
Yo, con totál carencia del sentido de la medida, hacía intentos disparatados y cómicos; la metía de lado, boca abajo, boca arriba...
La cola crecía.
Sacaba algunas prendas que colocaba cuidadosamente en un banco no muy cercano mientras se me caían las gafas, los billetes, el bolso..,y volvía a intentarlo con la conciencia exacta de la imposibilidad del hecho y la impaciente mirada de la "señorita" que decía: ¿no lo ve? es imposible
¡imposible¡
Yo continuaba intentando la estrategia adecuada, ladeaba la cabeza, ponía cara de lista, me agachaba con aire concentrado y pensativo , tomaba medidas...
Finalmente, con tono irritante y doctrinal me espetó: ¡pase, pase de una vez¡, ceño y boca fruncidas,y yo como alumna sumisa -con mi maleta en la mano- le aseguraba que sería la ,última vez que ocurriese semejante suceso del que estaba muy pesarosa y arrepentida, y ella desplegaba una sonrisa triunfal ante mi reconocimiento de culpa.
Yo no me siento nada culpable, peso sesenta kilos y mis vecinos de asiento pueden pesar ochenta o cien y nadie les obliga a pagar sus "excesos". Mi maleta voló conmigo y la "señorita" satisfizo sus bajos instintos de clase oprimida.

Vuelo el sábado otra vez, de momento no he cambiado de maleta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si no recuerdo mal, la "última vez que va a pasar" fue hace 4 meses conmigo, yendo hacia Canarias, tramposa!!!!!