viernes, 26 de febrero de 2010

Amabilidad

Me ha dado por ejercerla a todas horas, observo con curiosidad a los diversos destinatarios de mi nueva actitud y los voy clasificando según sus reacciones que no son siempre -como cabría esperar - de agradecimiento.
Si veo llevar su compra con dificultad a un sujeto, me dirigo a él y con mi mayor cortesía me ofrezco a ayudarle; de momento y a Dios gracias, ha habido respuestas de todo tipo, pero nadie ha declarado manifiestamente su necesidad.
En el coche doy preferencia a quién la tiene y a quién no. Los conductores tienden al abuso y como yo no veo el momento de dejar de ser amable y se me adueñan, los que vienen tras de mi no parecen entenderlo y tocan el claxon con violencia, también sus caras se enrojecen y se acuerdan de mi madre.
Mis alumnos no dan crédito a mi nueva actitud, ellos gritan, se pegan, se insultan ,tiran las sillas...yo, con versallescos modales, les recuerdo que lo mas aconsejable sería que se sienten, que se dirigan por su nombre a sus compañeros (estoy bien informada y se que no se llaman"tío cabrón" "puta de mierda" "moro asqueroso"...aunque si suelen tener nombres compuestos)y que presten atención a todo lo que tengo que decirles, asimismo, les agradezco la cercanía que demuestra hacia mi persona al darme el título familiar de "tía", declinando a un tiempo el favor que me hacen e insistiendo en mi falta de parentesco con sus padres y con ellos mismos. Ellos parecen del todo dispuestos a seguir incluyéndome en su parentela.
. Dado que no consigo ninguno de mis objetivos y que la algarabía se hace ensordecedora, es normal que aparezca exasperado el profesor de guardia de pasillo al que también digo amablemente que toda la culpa es mía y que intentaré superarme.
A mis vecinos, digan lo que digan, les doy inmediatamente la razón con pena de haberles disgustado y muchos propósitos falsos. Ellos me repiten un poco avergonzados lo ya dicho añadiendo..."mira, es que..." y se desinflan cuando yo continúo tan amable.
No se si me durará mucho, pero como tendencia la veo práctica.
Quizá me esté haciendo sudamericana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por qué nos costará tanto agradecer el trato amable!
Es triste ver que estamos tan acostumbrados al " mal trato" que hasta lo echamos de menos.
Pero no te desanimes! Al final, la gente se hace receptiva al buen rollo y hasta te lo agradecen con el mismo trato.