Ya ha llegado el Papa. Toda la estética que lo rodea es de dudoso gusto.
El buen hombre, con amplias vestiduras blancas, cara inquietante, erguido sobre un vehículo que lleva en lo alto una urna de cristal en la que aparece expuesto a modo de virgen incorrupta (Mercedes de gama "G", pintado, textualmente, de blanco místico vaticano), rodando por las calles de Madrid.
Precedido y seguido , en simetría rigurosa, por enormes motos y ostentosos coches negros; aplaudido, vitoreado por un colorista rebaño(siempre se le llamó así)soltando globos hacia el cielo enardecido de amor y convencimiento de que su vida cambiará a partir de esta visión del representante de Dios en la tierra...
¡Qué contradictorio todo¡
De los órganos magníficos, del gregoriano elevadísimo, de la poesía mística, del boato ,pompa y exhibición con que siempre se manifestó la Iglesia, nos quedamos con un aggiornamento mentiroso. Sí, su papamóvil - mercedes clase G- su parafernalia, su "sencillito vestido blanco", las guitarrillas a lo "Dominiqueniquenique"...todo en una versión llena de concesiones al gran público.
Sin grandeza, misticismo y muchos damascos de gran caída, sin su guardia de jóvenes y guapos muchachos suizos, sin su tiara medio egipcíaca, sin sus cardenales lujosos, sin sus edificios sobrecogedores, sus obras de arte, sin su poderío ,se queda en un espectáculo anacrónico y sin sentido que hará felices a un millón de jovencitos.
Isabél II y Benedicto son cabezas visibles de sus iglesias, ella ha optado por la tradición en unos casos y la "normalidad" en otros. La mixtura de Benedicto no la entiendo y es muy poco estética.
Sus tiaras de zafiros y rubíes, sus muchachos suizos, sus pinturas y esculturas...¡todo¡ sigue a buen recaudo pero Él es muy sencillo.
1 comentario:
Y en las cuatro esquinas que tiene su cama, tiene a cuatro chaperos montando guardia!!!
Publicar un comentario