miércoles, 17 de agosto de 2011

Elogio a la lentitud y la calma: no soy vaga, soy lenta


Hay quién se compadece de mi soledad, de mi falta de marcha, de mis aficiones lentas y solitarias. Todos los que me quieren pretenden que me sume a las alegrías colectivas, a los grupos bulliciosos, a los conciertos multitudinarios, a las actividades constantes...
A mi me gusta mi mundo lento con silencios y sonidos ordenados a mi mando. Me gusta que la música que oigo no me torture y la eligo con precisión de cirujano. Me pierdo en medio de las multitudes que, inevitablemente, me silencian porque no grito, porque mi velocidad de asimilación es lenta y me disperso y "enajeno" en medio de mil sensaciones caóticas.
Tengo claro que, como son mayoría los que comparten el "espíritu-multitud" ,no debo siquiera intentar convencerles de las bondades de la lentitud, pero es ahí, en ese estado, en el que yo absorbo y disfruto.
Soy incapaz de atender a varias conversaciones a una, de ver varios países, pueblos, museos ,paisajes, calles, lugares, caras...en cortos tiempos.
Hay quién dice que su velocidad es la de una bicicleta; después de pensarlo, he llegado a la conclusión de que la mía es la necesaria para hacer un boceto rápido a lápiz.
Rápido, para mi, es un término ambiguo que ,por supuesto,no se parece al de casi nadie. En mi "rápido" entra el tiempo para perder la mirada, dejarla resbalar en la distancia, mirar la forma de la piedra cercana, tocar suavemente, con la palma de la mano las plantas, sentir el calor en la nuca o el frío en los pies, divagar, dejarme emocionar por ése mundo exterior al que yo he puesto marco...

No, no soy vaga, soy lenta.

1 comentario:

Victor Ruz dijo...

Redios, me encanta esta entrada, tva no sé como, pero he caído en la espiral de la rapidez, la falta de calma, etc... Necesito retirarme, y la semana que viene, estoy de vacaciones y solo en casa...