viernes, 4 de febrero de 2011

Resfriado traidor


Voy saliendo de el indefinible estado que me ha amodorrado en los últimos días.

Se trata seguramente de un resfriado, sí, un resfriado que me ha llenado la cabeza y todos sus huecos de algo semejante al blandiblú.

Cuando inclinaba la cabeza, el monstruo pringoso e invasor se acomodaba en los recovecos y producía palpitaciones. Se mezclaba con mis pensamientos, me achinaba los ojos, convertía mi voz en la de un fornido travestón o en la de una muda voluntariosa, impedía que durmiese, producía sonidos de todo tipo en mis pulmones...

Ahora me quedan restos adheridos a los oídos, a la garganta y al espíritu. Alelada, acompañada de la manta eléctrica, sin atreverme a salir al jardín a quitar los tréboles que lo invaden o a pasear bajo el magnífico sol de febrero y ¡en fin de semana¡

1 comentario:

Victor Ruz dijo...

Conmigo hicieron que no quisiera estar nada más que en la casa... abrazado al sofa...