miércoles, 17 de noviembre de 2010

Episodios verídicos de clase

Soy una enajenada por agotamiento causado por el maltrato psicológico a que me someten mis queridos pupilos.
Éstos niños, criaturitas imberbes pero sobradamente hormonados, se han convertido en monstruos de dominio del límite; no me matan, me empujan sin querer muchas veces. No se sientan una, dos, tres veces.. pero ¡claro¡ por no sentarse no se les va a sancionar. No meten la mano en mis bolsillos pero toquetean una y otra vez lo que hay sobre mi mesa e incluso se lo pasan de unos a otros para verlo mejor.No me dejan explicar, pero cuando les llamo la atención me piden perdón para continuar inmediatamente su conversación.
Cuando les pongo un castigo, la discusión sobre lo acertado de la medida puede durar horas en las que compararán, con memoria envidiable,los impartidos por mi en situaciones semejantes.
Hoy he tenido un episodio para mi mayor desconcierto.
Zipi, llamémosle así por su enorme parecido con él, es gemelo de Zape. Pequeño, macizo, con el nacimiento del pelo a dos centímetros de las cejas,es un "límite" con gran afición por la percusión-que practica los fines de semana en Velez con instrumentos adecuados y entre semana, en el instituto con lápices, reglas...- el alboroto y la mentira.
Miente y desmiente con una velocidad de vértigo y así, me encuentro a veces que me dice una cosa y afirma la contraria con la misma decisión y mirada frontal.
En ocasiones pide perdón mientras prosigue su actividad punible. Hoy ha sido uno de ésos días de inspiración y tras un alarde de sus capacidades para el mal, ha sido desplazado convenientemente acompañado -tiene gran facilidad para desaparecer por los pasillos- a la llamada eufemísticamente aula de convivencia.
Diré para los legos que es un lugar a dónde llega lo peor de cada casa y donde se le da un documento de raflexión que rellenan con frases como "por la cara", "pa na", "me tiene manía" ...a las preguntas ¿por qué te han sacado de clase?¿para que te va a servir ésta experiencia?...
Tras pasar allí un rato, ha tocado la puerta de mi clase y me ha dicho :La tía de abajo dice que te tengo que pedir perdón(la "tía" de abajo tampoco lo puede aguantar y me lo reenvía con ésa maña) Bien, y tu ¿qué dices?, pues perdón. Pero ¿cómo te vas a portar ?, como siempre...Entonces ¿por qué me pides perdón?, porque me lo ha dicho la tía de abajo...
En mi empeño doctrinal y trasnochado de la educación, intento hacerle reflexionar sobre el sentido de la palabra perdón y le planteo la siguiente situación :imagina que yo, cada mañana te atropello y te pido perdón, conduzco descuidada y lo hago una y otra vez pero siempre te pido perdón. ¿qué sentirías? ¿qué harías?.
Con sus ojos de mirada animal, su torpeza y una cierta bestialidad en los gestos, parece pensar, frunce el ceño por el esfuerzo( y yo atisbo una esperanza )y con toda seriedad me responde :¡cruzar por otra parte¡
Me da la risa, él se enfada y me dice:¡y pedirte perdón si te hago un bollo¡
Zipi y Zape estan acabando con mi seguridad y estima.

1 comentario:

Victor Ruz dijo...

Si esto es una broma ya nos hemos divertido... Que le corten la cabeza al autor de la camada...