martes, 9 de noviembre de 2010
Del sentimiento y la razón
Durante bastante tiempo su estado de "ensimismamiento" le ha llevado a escribir de sentimientos, sentimientos afilados y hondos, que intentaba ordenar y serenar con un
gran esfuerzo intelectual y afectivo.
Las sensaciones de abandono de si misma , angustia e insoportable intrascendencia no eran superadas ni con la disciplina cotidiana de los hechos nimios. Cualquier pequeña decisión- vestirse, salir, comprar, comer, leer..-requerían de un esfuerzo sobrehumano y una concentración sin límites.
Esta enfermedad era además vergonzosa, y aturdida por el debate inútil de los sentimientos y la razón,los pequeños placeres le producían impaciencia en lugar de satisfacción y la música o la lectura que siempre le habían enajenado(en sentido etimológico)carecían de todo efecto benefactor.
Mientras podaba los matojos invasores, otros crecían y se le enredaban en una maraña invalidante.
Le palpitaba el cuerpo entero y con buenas palabras se aconsejaba calmarse,serenarse, sosegarse. Ninguna palabra le era suficiente a ese cuerpo rebelde y empeñado en la tristeza.
Después, poco a poco , fue abandonando ese lugar triste y angustioso que le ocupaba y abrazaba sofocantemente.
Ahora escribo de otras cosas.¡curiosos derroteros, si¡
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2 comentarios:
Todos estos sentimientos volcados sobre la pluma, me hacen construir mi propia historia, son geniales.
La irremediable melancolía de la soledad y su aceptación son el espejo de la dirección hacia la que caminamos.
Cuando el regocijo en la melancolía se convierte en algo cotidiano, para mí pierde su encanto para adentrarse en el cenagoso terreno de la patología mental.
La depresión es algo que se puede aceptar, combatir y vencer, pero no se debe disfrutar de ella ni de ninguna de sus facetas (melancolía, soledad....). Puede hacernos dejar de disfrutar de muchísimas cosas más disfrutables.
Segurísimo.
Un abrazo. Tu escritura en poesía pura.
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