sábado, 7 de noviembre de 2009

Alakrana, moratinos, Berméo, Vigo

Bueno, lo que cabía esperar; los piratas somalíes, expertos senior en raptos y extorsiones, juegan con sabiduría de alta diplomacia con el Gobierno español.

El Gobierno español, con Moratinos al frente y Zapatero de viaje o muy ocupado, ha tenido su mayor logro en conseguir que los marineros desembarcados sean devueltos a su barco-prisión, y se muestran firmes en lo de no devolver a Somalia a los dos muchachos de incierta edad reclamados de manera insistente por el solidario grupo de bucaneros. Si, ellos tienen claro que deben volver a su país, y que en caso contrario, los nuestros se quedan. Añado ahora que, en mis preferencias, además de ser francesa, israelí o americana en caso de secuestro, igual también aceptaría ser somalí. Ellos lo tienen claro.

Para ser buena ciudadana, y para el caso de que no se les haya ocurrido, les voy a dar un par de ideas para resolver el molesto conflicto: en primer lugar, y sin molestar a Garzón, diría que aquellas aguas están como en ultramar y que allí no llega su influencia, así que los devolvemos; si ésto no les gusta, diría que las muñecas de los morenos determinan unos diecisiete años, años muy trabajados y pertenecientes a otra raza -de ahí la distorsión- y que lo mejor es que vuelvan con sus familias -ahora que las conocemos - a terminar su educación "en valores" ; y los devolvemos con honra, si ni por ésas hay consuelo, convencería a los piratas adolescente de que ,por su bien, y ayudados financieramente, se queden por propia voluntad en nuestro bonito país.

Mientras, y teniendo en cuenta que ya les vamos diciendo que se estén quietos, que vamos a mandar en cada barco a un nutrido grupo de muchachos fornidos y musculados, armados hasta en la cama y entrenados como hemos visto todos (ellos también), pues por ésta vez,y si que sirva de precedente, pagamos y traemos a los marineros.
Dicen que el armador ya ha pagado, así que ¡corriendo¡, ya va mas de un mes y el pueblo llano y sencillo se está alborotando.

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