viernes, 16 de octubre de 2009

Declaración de hacienda del Gobierno

Nuestros ministros son mas bien pobres; bueno, son pobres como ministros. Dado que sus sueldos no son especialmente bajos y que tienen los gastos pagados, llego a la conclusión descorazonadora de que o no saben administrarse o son muy mentirosos. En cualquier caso, opino que no son de mucha confianza
¿Cómo van a organizar las cuentas de sus ministerios si las suyas están tan mal gestionadas? ¿Cómo manejarán los dineros que no les pertenecen? ¿Creerán que es mejor gastarlo todo por lo que pueda pasar ,por aquello de "que me quiten lo bailao"? ¿Cómo se las arreglarán cuando no sean ministros?
Ser ministro no tiene carácter vitalicio y para ser libre de opinar , las espaldas deben estar guardadas (para que no te den).
No es que tenga nada contra los pobres, pero de elegir, preferiría ministros con el piso pagado, con cara de listos, sensatos y de profesionalidad alternativa demostrada.
Les oigo hablar de vocación de entrega y servicio ; ésta parte me la créo, es la otra, la que dice "a los demás"la que no acabo de ver.
En realidad, lo que veo es cómo se van creciendo, viniéndose a mas, engordando envanecidos y henchidos de palabrería ,repetir consignas que su jefe (mezcla de Benny Hill y Pumuki), de gruesa carita y enclenque cuerpo repite decidido con sus ambigua y tímida expresión corporal.
Los veo rodeados de signos externos totalmente ajenos a ellos: coches envidiables, conductores, servicio uniformado,aviones particulares- en su uso-,grandes hoteles...¡es todo tan impropio de su triste economía¡.Ellas, muy decoradas,ellos, con trajes impecables que en nada envidian a los valencianos y que sin duda habrán pagado largamente.
Y luego: lo del cupo; dado que soy mujer me atrevo a decir lo que ningún hombre debe ni pensar: cuando me operen, quiero al mejor médico, no al que haya entrado por mujer, por minusválido o cualquier otro motivo ajeno a su profesionalidad. Me da igual lo de género: lo que quiero es que ésto vaya bien.
Se ve que "no soy democrática" y ya no tengo a quién votar. No tengo credo ni confesión grabada en lo hondo, no tengo etiqueta y todos creen que soy" de los otros". ¡qué incómodo¡
Quiero creer en alguién,profesar una fe; no me dejan.

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