Ha estado en China y, como buen cuentista ,nos ha contado un cuento oriental al estilo mil y una noches. Al fin y al cabo, todo queda lejos.
Nueve mil millones de euros le pareció que nos daban mientras miraba a la potente china de vestido azul. Puesto de internacionalidad hasta las trancas ,aseguró que se lo habían prometido y una vez desmentidos, siguió insistiendo en que ellos siempre cumplen, que son muy potentes y añadió que la cantidad se cuantificaría después, que era lo de menos y que no había que impacientarse.¡Ay¡ qué amante desinteresado, qué vetusta elegancia en temas económicos,qué flojera amatoria...
Los chinos continúan sin inmutarse porque son orientales y nosotros porque estamos acostumbrados. Ala¡, naranjas de la China.
2 comentarios:
pues vaya naranjas que tiene la china!
se van a quedar con todo... además somos muy parecidos, pagamos lo mismo aqui que alli por la mano de obra...
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