No conozco a nadie que no se inquiete si le para un policía de tráfico, aunque sea un Apolo cabalgando su BMW. Nadie espera que le avise de un peligro o cualquier otro cuidado, y teme.
No sé de nadie que reciba los certificados del ayuntamiento, hacienda o cualquier otro organismo oficial sin una ligera conmoción y es que nos sabemos todos culpables de "algo". Algo indefinido y con cierto parecido al pecado original que nos recorre como una ola ardiente de falta y nos humilla ante su fuerza, y tememos.
Somos observados milimétricamente por ojos ocultos que todo lo espían desde tierra , mar y aire y conducidos unidireccionalmente sin titubeos, y tememos.
Como humanos no somos del todo fiables y así, hoy se me quema la carne, mañana voy a noventa y dos en vez de a ochenta, olvido un documento de plusvalía o recibo tardíamente un requerimiento. Todo el mundo comprenderá que en la cocina ocurren percances pero la administración me penará severamente a la mínima.Yo no tengo posibilidades ni conocimientos para luchar con ella así que hay un claro abuso de fuerza, y temo.
Así, todos ciudadanos miedosos , arredrados y pequeños somos conducidos por un padre común vengativo ,avaricioso y cotilla.
Me consuela que de momento no me vea romper copas cuando friego, podar fuera de época o hacer un enganchón a una camisa. No se cuanto durará.
1 comentario:
desde que monté la empresa, no paran de llegarme cartas de distintos organismos... Como no estoy en casa, mis padres me llaman para decirmelo... del respeto que me da, hay ocasiones en que les pido que me la lean por teléfono... Nunca sabes lo que te puede estar reclamando tu país...
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