Salgo a pasear, sola, silenciosa voy subiendo las cuestas del Morlaco llenas de pinos y vacías.
A cada recodo cambia el paisaje lleno de mar, cielo y ciudad difusa.
La luz se filtra y juguetea en el suelo en manchas doradas que aletéan con el viento.
Se abren y cierran a mi paso escenarios variables y envolventes.
Deslizo la mirada sin fijarme por dónde el mar se difumina en grises y azules haciendo del horizonte una línea imaginaria.
Respiro el aire perfumado.
Disfruto del silencio profundo, del esfuerzo, de la paz.
A veces, inesperada y sorprendentemente el mundo parece maternal y hasta perfecto.
2 comentarios:
bibibib
Muchas veces el mundo parece perfecto.Y muchas otras lo parecería si lo miramos con el ojo de verlo así.
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