viernes, 10 de octubre de 2014

El Évola, la peste negra.

Llegaron los misioneros, que decidieron no ser ni mártires ni capitanes de su naufragio, entre los aplusos generales. Usaron aviones del ejército, se cerraron hospitales y se contagiaron sanitarios.

La operación no pudo considerarse un éxito. Murieron y metieron en España la enfermedad.

Ahora, el país entero tiembla, Rajoy asegura que existe poco riesgo de contagio mientras nos explican que la enfermera enferma debió tocarse la cara y contagiarse por este simple contacto.

Ella iba escafandrada y está enferma. Los demás ciudadanos no comprenden como ,sin escafandra,sin conocimientos médicos, sin estar hospitalizados...se van a salvar. Así, se manifiestan los enfermeros (quizá empezando a comprender a sus colegas que huyeron en Sierra Leona, Nigeria, Liberia..), los médicos, los vecinos; expulsan del trabajo al hermano de una contagiada...y no puedo evitar recordar la peste negra de la Edad Media.


También entonces vino de un país lejano (India quizá) y no solo provocó gran horror, culpas a los judíos, a los extranjeros...sino que redujo  la población y hay quién dice que fue la que motivó el Renacimiento, el final de una época oscura.

Me consuela recordar todas la alarma innecesarias que he vivido :encefalopatía espongiforme vobina (vaca loca),gripe aviar (pollo loco)...
por cierto ¡ qué apellido mas inoportuno el de la ministra Mato para ministra de salud¡

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