Después de un tiempo revuelto a extremos,llevo una temporada de paz.No hay en mi corazón latidos incontrolados, respiro hasta dentro sin tener que proponérmelo,dejo pasar los días sin contar las horas : ni los "tengoque" me sobresaltan inoportunamente y¡ ahora¡ que todo está ordenado, el Diógenes de mi bodega, el señor de mis disgustos y confundidas lealtades,aparece en el móvil con objetivos que no alcanzo a conocer
Cada vez que suena me sobresalta y lo miro de reojillo antes de cogerlo y si es él, paso, temiendo que me .quiera confundir con cualquier propuesta absurda: vamos a ser amigos, dame la kartcher, qué solito estoy,necesito ayuda...
Los muertos sentimentales tienen siempre algo de vida aunque estén todos los papeles firmados, aunque estén rubricados, sellados, registrados, aparecen como fantasmas molestos e inquietantes.Yo ya lo enterré bien hondo y quiero que allí siga, muy contento pero allí. Hice mi papel sin molestar, no pedí nada, lo di de baja sin recriminaciones y pensé que lo comprarían por piezas, es mas, que ya tenía adjudicatario.
Después de pensarlo mucho, la próxima vez voy a cogerlo y proponerle que escriba o llame a mi abogado de cabecera (magnífica hermana a la que teme un poco porque lo caló pronto) con cualquiera de sus solicitudes. Ella filtrará sin agobios y sabrá si es de mi interés (dudosísimo) o del suyo.El suyo dejó hace tiempo de ser el mío.
No hablo conmigo en su momento:¿para qué hacerlo ahora?
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